11 noviembre 2010

La mujer del César

Hace 3 fines de semana, mostraba "El Mundo" las fotos de los jueces anti-terroristas de la Audiencia Nacional saliendo junto con el Ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, del restaurante "Currito". Ha habido diversas versiones sobre la reunión, desde las que dicen que ha sido una reunión informal en la que se ha hablado de fútbol, las que ven una "puesta en común" de jueces y Ministerio del Interior de cara a las negociaciones con los etarras o incluso las posibles legalizaciones, hasta las que dicen que es una invitación habitual al recién condecorado juez Bermúdez, condecoración con distintivo rojo esto es, pensionada.

Y me pregunto, ¿cuál ha sido la razón que ha tenido el Ministro del Interior para condecorarlo? Que yo sepa la mayor heroicidad hecha por el juez puede haber sido leerse los miles y miles de folios del sumario del 11-M pero, por otro lado, ¿no es ese el trabajo del juez? Creo que actitudes más heroicas y que no son condecoradas podrían ser las del piloto de avión que tiene la vida de más de 300 personas en sus manos y las deposita sanas y salvas en el aeropuerto de destino. Y qué decir del humilde conductor de autobuses que igualmente salva la vida de varias decenas de personas varias veces al día o del capitán de un transatlántico que puede tener varios miles de almas bajo su responsabilidad y las mantiene a salvo durante la travesía del proceloso mar. O la del arquitecto que diseña una casa y no se viene abajo, salvando la vida un día sí y otro también de los que viven dentro. Que yo sepa a ninguno le han dado una medalla por realizar correctamente su trabajo, que por otra parte es lo que se espera de ellos.

No quisiera dar pábulo a los malpensados que ven en la condecoración la contrapartida por la falta de deducción de testimonio de los que cometieron perjurio en las declaraciones ante el tribunal, policías en su mayoría, y que según el Sr. Bermúdez iban a ir "caminito de Jerez". Independientemente de los motivos reales del ágape, la supuesta independencia del Poder Judicial del Poder Ejecutivo debería ser como la honradez de la mujer del César, no sólo tiene que serlo sino también parecerlo.

Hasta la próxima.

Daimon.